Con amplia inventiva, los municipios crean cada vez más tasas para obtener recursos

CÓRDOBA.- Ni siquiera los fallos de la Corte Suprema de Justicia declarando la inconstitucionalidad de algunas tasas que cobran los municipios lograron frenar el «festival» de intentos por recaudar más: las administraciones comunales no sólo suben los gravámenes existentes, sino que crean nuevos. Y el tema deberá incluirse en el debate de la coparticipación que se viene.

Córdoba, con 427 gobiernos locales (el 20% de los que hay en el país) es la jurisdicción más «municipalizada». De ese total, 267 son municipios (más de 2000 habitantes) y 160, comunas (menos de 2000). Tal vez por esa característica tiene una larga historia en la «inventiva» de tasas, que disparan reclamos judiciales.

Un trabajo del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que dirige Nadin Argañaraz, sobre 100 municipios del país detectó que existen 130 tasas diferentes. En promedio, cada municipio incluido en la muestra contempla en su legislación unas 20 tasas, derechos y/o contribuciones referidos a los más variados hechos imponibles.

«El festival no se frena», dice a LA NACION el tributarista Marcos Sequeira, quien patrocinó a mediados de los 90 a cinco laboratorios médicos en contra de la Municipalidad de Río Cuarto, que instrumentó el «impuesto a la valija» (cobrar sobre la misma base de ingresos brutos por realizar ventas con viajantes en su ejido). La Corte declaró inconstitucional esa tasa, que se había extendido a muchos municipios.

Sequeira logró un fallo similar en una causa iniciada por Gatic (Adidas) contra la municipalidad bonaerense de San Martín: «Cobraban seguridad e higiene y acreditamos que ni siquiera tenía una dirección para ocuparse del tema. La creación de impuestos encubiertos continúa. Hay demandas de repetición en Río Cuarto que se están discutiendo jurídicamente; también casos en Villa María y Bell Ville».

Diuvigildo Yedro, presidente de la Comisión de Asuntos Tributarios del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba, plantea que la «inventiva» que despliegan las autoridades municipales para generar «nuevos tributos bajo la modalidad de tasas es grande». Advierte, incluso, que buscan evitar ese nombre (el de tasas) porque el concepto obliga al Estado a «una prestación divisible y direccionada a quien la paga, y debe haber una correlación entre lo que exige y lo que brinda».

Ése es el fundamento de los fallos de la Corte: si no hay una prestación específica no son tasas, sino impuestos, y los municipios no pueden generar obligaciones fiscales de esa naturaleza. Incluso la tasa vial que la provincia de Córdoba impuso sobre los combustibles en 2013 y que ahora derogó el gobernador Juan Schiaretti sumó 54 demandas ante el máximo tribunal judicial.

Preocupada por la presión municipal creciente, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) también relevó las tasas y encontró que a las clásicas se les sumaron algunas, como cobrar por despacho de GNC, uso del espacio aéreo, seguridad, tratamiento de residuos o mantenimiento de espacios verdes, abastecimiento, marcas y señales, o para mantener a cuerpos de bomberos.

Argañaraz considera que la «maraña» de tasas genera costos administrativos extras. Insiste en que los municipios -como las provincias- fueron apelando a todo tipo de financiamiento para cubrirse de la pérdida de participación en la distribución de recursos. «Y rápidamente se copian unos a otros», añade.

Para Yedro el origen de la dispersión es la crisis del régimen de coparticipación y la transferencia de servicios sin contrapartida presupuestaria. «El esquema colapsó y el gasto es muy alto. No hay tasa que pueda bancárselo», sintetiza.

José Arnoletto, presidente de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas (Facpce), coincide. «Cada vez los grados de libertad de los funcionarios municipales son menores, si no pueden solucionar el problema por el lado del gasto van por el ingreso y, como en general los ejecutivos tienen mayoría automática en los concejos deliberantes, crean nuevas tasas y suben alícuotas sin mucha resistencia», explica.

Apunta que, a diferencia de las industrias que tienen más posibilidades de sondear y pelear por beneficios, el sector comercial resulta muy perjudicado porque es contribuyente «cautivo» de la ciudad. «A las ineficiencias estatales las termina pagando el ciudadano», agrega.

En Córdoba, el ex ministro de Finanzas Ángel Elettore intentó armonizar los esquemas tributarios municipales en un código de procedimientos para unificar plazos, formularios, impugnaciones y reclamos administrativos. Para los contadores es un caos trabajar en más de una ciudad.

Argañaraz insiste en que la discusión que debe darse excede la coparticipación: «Hay que abordar el federalismo fiscal; mirar al país consolidado (Nación, provincias y municipios) y debatir qué nivel de gasto público y qué potestad de ejecución hay».

 

Cuando es necesario recaudar…

130

Cobros de todo tipo

Es el número de tipos de tasas que relevó un estudio del Iaraf en un total de 100 localidades pequeñas; se gravan, por ejemplo, inmuebles, automotores, el ejercicio de la actividad económica, la ocupación del espacio público (ya sea por aire o por tierra), la realización de espectáculos públicos, la publicidad en la vía pública (o visible desde ella), etcétera

 

20

Promedio de tasas

Es la cantidad, en promedio, de imposiciones que tienen esas municipalidades (muchos de los conceptos se repiten en unas y otras)

 

54

Demandas

Son los juicios que acumuló la disposición, de 2013, que impuso una tasa vial cobrada con la compra de combustibles en Córdoba; la medida fue derogada.

 

FUENTE: LA NACIÓN